Vida y costumbres
Las primeras alusiones escritas acerca de los vaqueiros se remontan al siglo VII pero su origen se remonta a los primeros pobaldores astures. Desde entonces son muchos los antropólogos y eruditos que han profundizado en el estudio de este pueblo que fue marginado y humillado a lo largo de la historia por el resto de sus vecinos, los xaldos, a instancias de la nobleza y la iglesia y que aun en dia sufre la discriminacion en las inversiones publicas en brañas vaqueira,
Podría decirse que la localización geográfica de los distintos clanes vaqueiros coincide con el territorio ocupado anteriormente por las tribus pésicas que poblaron la tierra asturiana durante la época castreña.
La naturaleza y la vida de los vaqueiros se funden en una larga historia que ha marcado la forma de ser de estas gentes nobles, amantes de su libertad y laboriosas e independientes. Los vaqueiros han tenido por bandera la libertad en plena simbiosis con la naturaleza lo que sin duda granjeó conflictos y discriminaciones.
Los vaqueiros rigen su vida y costumbres en una mágica comunión con la naturaleza. Para el mes de mayo las familias subían con el ganado hasta las montañas del interior en busca de frescos prados para regresar de cara al invierno a las brañas más próximas a la costa donde las comunidades vaqueiras desarrollaban sus actividades.
Hay dos fechas que marcan el inicio y fin de la alzada: San Miguel de Mayo y San Miguel de Septiembre.
La mujer y la familia vaqueira
La población vaqueira es laboriosa como ninguna otra y la mujer es el pilar fundamental donde se sustenta la familia.
Las familias vaquerías solían tener un número de hijos entre 6 y 10, estando muy mal vistas las que no tenían descendencia. La novia debía llevar una dote al matrimonio que consistía en dinero ajuar y otros bienes, pero nunca tierras o prados.
Solía quedarse en casa el primogénito varón y el matrimonio especialmente el de las hijas era arreglado por las dos familias procurando que, como mínimo, el nivel socioeconómico de ambas fuese similar, aunque siempre se pretendía emparentar con otra de mayor rango existiendo la figura del hombre bueno que hacía de mediador.
De niña, comienza apacentando al ganado y recogiendo en cestas por caminos y veredas públicas aquellas sustancias que han de servir de abono a la tierra. De joven es leñadora, ara y “sacha” la tierra, ordeña, extrae la manteca, fabrica requesones y baja, en los días de mercado, a la villa a vender leche, requesón, lino y manteca. De mujer súmanse en ella todas las rudas labores de la niña y la joven con los importantes cuidados de la maternidad.
La casería se organiza en régimen de explotación domestica, utilizando como fuerza de trabajo a los miembros del grupo familiar. La dirección correspondía a las personas mayores, fundamentalmente el abuelo, que eran quienes tomaban las decisiones más importantes, como la organización de los trabajos, la administración de los beneficios y las transacciones y cambios de cierta envergadura. La empresa doméstica debía transmitirse indivisa de generación en generación y a ser posible aumentada.
Mayorazgo
Cuando por cualquier circunstancia no podían hacer estos trabajos, no perdían la autoridad ya que se les seguía consultando aunque el cargo era asumido por el hijo casado en casa, a quien
se le iban cediendo las responsabilidades de forma gradual. A partir de ese momento también su esposa va adquiriendo mayor rango ya que hasta entonces había estado relegada a sus suegros.
Si las jerarquía se rompe bruscamente, debido al fallecimiento del cabeza de familia, y la mujer no es capaz de asumir la dirección de la casería pasa al abuelo o al nieto de este (hijo del
fallecido).
La necesidad de obtener recursos económicos con los que subsanar la falta de producción agrícola de sus comunidades, les llevó a desempeñar con asiduidad y con provecho estas actividades comerciales.
La principal actividad económica de la comunidad vaqueira, como su propio nombre indica, es la ganadería. Esta práctica constituía el principal sostén de una sociedad rural autosuficiente cuya
principal fuente de ingresos es la venta de leche y terneros.
Los vaqueiros asturianos al igual que los pasiegos cántabros y los vecinos maragatos leoneses, ejercían una ganadería de tipo trashumante que se fundamentaba principalmente en el ganado vacuno.
Transhumancia
Entre 8 a 6 meses al año, la familia vaqueira está en las brañas de arriba en las montañas, y el resto en las de abajo, junto a la costa, con períodos transitorios en que la familia se divide. El viaje hacia arriba es feliz, frente a la tristeza del regreso. La subida es una gran algarabía, casi una romería: la gente canta, las vacas llevan las correas y hebillas más lustrosas y hacen sonar las lluecas (cencerros) lo más alto posible, para ir anunciando su paso a la alegría de los vaqueiros.
El ansia por encaminarse a los puertos de las montañas de Somiedo es general, lejos de la codicia de la nobleza, de la discriminación de la iglesia y la incomprension de los xaldos. Los vaqueiros de alzada ocupan desde el otoño a la primavera los pastos bajos con sus ganados, para subir a las montañas altas en primavera.
Era una forma de vida claramente trashumante, totalmente distinta a la de la población sedentaria que vivía cerca de ellos en la costa, muy apegada al terruño.
El término alzada deriva de «alzar la morada», cuando las familias vaqueiras cambian de residencia con el cambio estacional entre las dos moradas. Esta trashumancia es casi una alternancia de dos vidas sedentarias, pues con el cambio de residencia, se cambia de establecimiento al completo la familia, el ganado y todos los enseres doméstico.
Por todo ello, el viaje hacia las alzadas tiene un enorme contenido simbólico: Es toda una fiesta en procesión hacia la abundancia de los puertos y los pastos de montaña. Los pueblos de invierno quedan en segundo plano, con una función de refugio universal ante el invierno. Allí todo gira en función de la recogida de la yerba seca y de la alimentación con ella del ganado invernante, mientras se sigue con atención el deshielo de los puertos para emprender de nuevo el viaje hacia arriba, abriendo de nuevo este ciclo vital.
Cuando el ganado baja a las brañas de abajo, pasa gran parte del tiempo estabulado, pues los terrenos comunales de las brañas vaqueiras de invierno son de menor tamaño y calidad, y lógicamente hablamos del tiempo invernal. Entonces, el ganado es alimentado con la yerba o heno recogida en verano, dándosele al cabo del día tres paciones, que, como para las personas, son su desayuno, comida y cena.
Ganado
Del gran coste que supone alimentar al ganado en invierno provienen expresiones como que «el ganado en invierno tira mucho del amo». Por ello, se aprovechan los momentos previos a bajar a invernar en las brañas d’abajo para desprenderse de algunas vacas en ferias que abundan por esas fechas, de las que la más importante y señera es la Feria del Puerto Somiéu, el 8 de septiembre. Solían venderse, sobre todo, novillas preñadas y vacas paridas (la vaca con su xatín).
La composición de la cabaña ganadera ha variado notablemente, aumentando el número de vacas hasta las 40-50 desde las 6-8 que poseía antiguamente cada vecino como norma general. De igual forma, la especialización en la cabaña vacuna es absoluta, desapareciendo ganados menores como cabras y ovejas, que antes de las recientes transformaciones hacían de complemento productivo, en régimen de semilibertad en el monte bajo. Por otro lado, la pérdida de la importancia de la arriería y el comercio, y la mecanización han hecho casi desaparecer las mulas o los caballos de la cabaña vaqueira. Suele mantenerse la cría de un par de gochos (cerdos) por familia, con los que se celebra la tradicional matanza del gochu (normalmente en la semana de San Martín) para obtener chorizos, tocinos y jamones para todo el año.
Arrieros
La transhumancia trajo consigo actividades como la arriería y trajinería que aparecen asociadas a los vaqueiros desde tiempos inmemoriales, casi como una serie de actividades connaturales
al grupo. Obtenían con ellas unos ingresos muy importantes con los que poder adquirir el maíz y el lino que no crecía en sus tierras. La braña no produce los bienes necesarios por la falta de
desarrollo de una agricultura en un terreno hostil. Así es que muchos vaqueiros formaron recuas y se dedicaron al transporte de mercaderías a las poblaciones del interior, y al alquiler de sus mulas
para largos viajes hasta Madrid, viaje que se hacía en trece días desde Argumoso y es hoy los antecedentes más remotos de Alsa. Esta actividad comercial conocida por el nombre de arriería
comenzaba con la llegada del verano entorno al 8 de Mayo, dirección a las montañas para volver aproximadamente alrededor del 29 de Septiembre, coincidiendo con las alzadas.
Los vaqueiros poseían mulas y caballos (entre 3 y 5, normalmente), muy preciados por ellos, mejor tratados incluso que las vacas, pues obtenían de ellos las mayores riquezas, más de un tercio
de los ingresos totales. Poseían buenas recuas de animales, como las catorce de la casa Catorcillo en Argumoso, lo que junto a su conocimiento de las vías de comunicación entre Asturias y León,
la abundancia de pastos en sus tierras. Así, los vaqueiros desempeñaron un papel importantísimo en el comercio entre Asturias y Castilla desde hace más de siete siglos. Llevaban
manzanas, castañas, pescado en salazón y hasta carbón a Castilla; comprando para Asturias centeno, lino –sobre todo–, patatas, vino… Con las ganancias así obtenidas podían comprar el maíz
en el que basaban fundamentalmente su dieta alimenticia.
Este comercio interregional era propio del verano (arriereria), cuando los pasos de la Cordillera estaban libres de nieve y el ganado pastaba libre
en las montañas de Somiedo. En invierno se dedicaban al comercio dentro de Asturias (trajinería), poniendo sus recuas al servicio de madereros o carboneros, entre otros. Estas relaciones forjaron
una estrecha unión con las cuencas mineras que posteriormente, una vez se produjo el éxodo de vaqueiros a Madrid en los años cincuenta para establecer numerosas carbonerías, como la de
Xuan Gayo (mi bisabuelo) en Montesquinza, Madrid y se fundó la Union Carbonera. De hecho, las carbonerías fueron un importante polo de atracción
de vaqueiros que emigraban de Asturias a Madrid mientras se iniciaba el despoblamiento de las brañas. Hoy en día el 40% de los apellidos Gayo están Madrid y otro 40% en Asturias, el resto
muy disperso por España y el mundo.
Alimentación
La alimentación fundamental consistía en las “pulientas” o papas hechas con harina de maíz, sal y agua. Se cocían y se comían con leche. El “gurupu o grupu” eran las pulientes blandas a las que se les añadía un refrito de grasa de cerdo y chorizo. De la leche (tseite) se elaboraba la manteca, la cuajada o “cuayada” (especie de requesón aderezado con azúcar o sal) y el queso. Y completaban la dieta la borona, de harina de maíz o de centeno, y los embutidos de cerdo.