Cultura vaqueira
En el Occidente destaca la música vaqueira o vaqueirada que se caracteriza por un predominio del fuerte ritmo sobre la melodía; por el uso de instrumentos de percusión que requieren de un tono de voz alto y de un estilo adecuado para este acompañamiento, es decir, cortado pero no carente de adornos, pues éstos son propios de toda creación popular si bien es cierto que son mucho más acusados que en la asturianada.
Las letras muestran la libertad y sentido de humor de los vaqueiros, siempre con grandes dosis de picante y vivacidad en las letras y que aun hoy contrasta con el resto del folklore astur. Las letras reflejan la libertad y alegría vivida en las montañas en primavera y verano, las discriminaciones y enfrentamientos sufridas en los otoños e inviernos, y la alegria de la vida cotidiana vaqueira. El vaqueiro es bullicioso, alegre y expansivo en sus fiestas populares.
En invierno destacan sus filazones o filandones, los domingos sus bailes, que celebra al volver del mercado, bajo un sombrío castañedo, en el pajar o a campo raso, en un recodo del camino, donde otros vaqueiros acuden al son de la “paietsa” y el ritmo que marca la llave que golpea el vidrio de una botella de anís.
En las brañas se tiene por auténtico las canciones que van marcando el ritmo con la sartén y el pandeiro; lo que se acompaña con las castañuelas de los danzantes o el acordeón, instrumento éste que, penetró muy tardíamente en el ámbito vaqueiro, pero con una gran pujanza. Según esto podríamos hacer una primera división de los bailes vaqueiros según el tipo de instrumento con el que se acompañan.
El grupo de bailes antiguos o tradicionales son las vaqueiradas que constituyen las danzas más propias de los vaqueiros de Alzada y se ejecutan con un primitivismo que es causa de su encanto y gozan de gran variedad según las brañas o concejos como la Gallegada, baile de alegre compás en seis por ocho; la Media Vuelta, y la Araña, ambas con compás de tres por cuatro. El baile del pandero se halla muy difundido en toda Asturias, no sólo entre los vaqueiros de los que es propio. Su ritmo casi exclusivo es el de seis por ocho. Se colocan hombres y mujeres en dos hileras respectivas, frente a frente, y portando cada bailador unas castañuelas.
Un segundo grupo de bailes, según esta clasificación por instrumentos, lo constituyen los bailes que los vaqueiros consideran más modernos y son aquellos en que acompañan con las castañuelas la danza, siendo la voz frecuentemente la de los danzantes, a este grupo pertenece el Arrobau.
La payetsa, es una sartén de hierro como las de antes, de hierro macizo de unos veinticinco centímetros de diámetro y provista de un largo mango. La llave es también de hierro con la que se golpea la base y el mango marcando el ritmo.
Para conseguir los ritmos rápidos de seis por ocho, muy comunes entre los vaqueiros, las mujeres pasan la llave sobre el filo del mango de la sartén siempre hacia arriba, sin levantar en ningún momento la llave de la payetsa, produciendo un sonido que como ellas dicen debe ser: "Táctan-Tácatan...".
De entre los instrumentos usados por el pueblo vaqueiro, es el pandero redondo el más usado y conocido. Compartido con el resto de las gentes asturianas y las del norte español, el pandero acompaña con la sartén lo más "antiguo" que se baila en las brañas vaqueiras y que constituye una inmensa riqueza cultura que urge recuperar para las futuras generaciones.
Musica y folklore
Durante mucho tiempo se creyó que los vaqueiros tenían un folclore propio y característico, radicalmente distinto al del resto de los asturianos[26]. Sin embargo, la tesis mayoritaria hoy día es que esto no es así, sino que estas manifestaciones de tipo folclórico son, o fueron en el pasado, compartidas por muchos otros asturianos de procedencia aldeana. Pero lo más llamativo y lo que ha suscitado mayores polémicas es su particular forma de expresión, en la que muchos quisieron ver un dialecto diferenciado del bable.
El habla vaqueira se consideró, pues, una forma dialectal con entidad propia, sobre todo durante la primera mitad del S.XX. A este aserto, contribuyó, sin duda, la publicación en 1.923 del libro titulado “Composiciones en dialecto vaquero” de José María Flórez y González.
No obstante, el punto de vista actual es muy otro, conviniendo con Jovellanos en que las variedades, llamémosles, dialectales, son las propias de cada concejo, presentado leves modificaciones fonéticas. La más destacable y que más llama la atención de quien lo escucha es la abundancia del sonido “ch”, que salpica con profusión el habla del vaqueiro.
Es lo que se conoce como “la che vaqueira”, aunque este sonido no es exactamente el que correspondería a una fonética castellana. Además, existen al menos dos fonemas distintos para expresar ese sonido que, genéricamente, y para entendernos llamamos “ch”, único para el castellano, pero no así para otras lenguas, como el euskera, que tiene varios fonemas para pronunciar los distintos tipo de “ch”, como serían “tx”, “tt”,
o “tz”.
Así que, salvando estas diferencias, el habla vaqueira no pasaría de ser una variedad del bable, con ciertos términos y modismos diferenciados, y una pronunciación un tanto chocante a causa de la célebre “che vaqueira”.
Y por ser ésta la opinión que genera mayor consenso, nos remitimos a lo que escribe al respecto Ramón Baragaño que, resume lo dicho, cuando afirma que los dialectólogos incluyen el habla de los vaqueiros dentro del bable occidental, pero reconociéndole ciertas peculiaridades fonéticas.
Y con la misma rotundidad, en el prólogo de la edición de la edición de Xose LL. García Arias, del libro anteriormente citado “Composiciones en dialecto vaquero”, se nos dice que nun hai dialetu vaqueiru dao que´éstos aseménchanse nel sou falar a los que viven nos mesmos concechos, concechos nos que se falan variantes occidentales d´un mesmu fondu idiomáticu asturianu axúntau por muitas más cousas de las que dixebran.
En la braña de las Tabiernas, perdieronse dos rapazas, una por abrir las piernas
Ya otra por cerrar las patas.
Tienes pecas en la cara
Ya en la garganta lunares, pero el lunar mas bonityo
Lo tienes donde tu sabes
Tate quietu rapazu
Nun me rompas el refaaxiu
Si quieres algo de aquetsu
Mete la mano por baixu
Los vaqueiros son vaqueiros
Etsos mismo lo xuraron
Ya vale mas un vaqueiro
Que veiunticinco aldeanos
Los señores tienen don
Y heredaronlo en la calle
Ami me llaman vaqueiro
Y heredeilo de mi padre
Vale mas una vaqueira con la saya de estopa
Que una xalda o una Maruja vestida de buena ropa
Mas quiero ser de la braña
Ya que me tramen vaqueira
Que no ser de la marina
Y me tramen jardinería
Los vaqueiros vanse, vanse
Las vaqueiras tsoran, tsoran,
Ay mio vaqquirin del alma
Con quien voy a dormir ahora
En el panorama de la música vaqueira, la vaqueirada, se caracteriza por un predominio del ritmo sobre la melodía; por el uso de instrumentos de percusión que requieren de un tono de voz alto y de un estilo adecuado para este acompañamiento, es decir, cortado pero no carente de melismas y adornos, pues éstos son propios de toda creación popular si bien es cierto que son mucho más acusados en la asturianada".
El vaqueiro es bullicioso y expansivo en sus fiestas populares como si con ellas quisiera pagarse de las tristezas que le agobiaron, o de compensarse del duro. En invierno destacan sus filazones o filandones, los domingos sus bailes, que celebra al volver del mercado, bajo un sombrío castañedo o a campo raso, en un recodo del camino, deteniéndose donde otros vaqueiros les esperan con la “paietsa” y el pandero preparados.
En las brañas se tiene por "antiguo" aquello que va "marcado" con la sartén y el pandeiro; y por "mocierno", lo que se acompaña con las castañuelas de los danzantes o el acordeón, instrumento éste que, como veremos, penetró muy tardíamente en el ámbito vaqueiro, pero con una gran pujanza. Según esto podríamos hacer una primera división de los bailes vaqueiros según el tipo de instrumento con el que se acompañan.
El grupo de bailes "antiguos" lo forman aquellos que desde "siempre" y por separado -y desde hace unos años de forma correlativa-, se bailan formando la "vaqueirada". Estas son las danzas más propias de los vaqueiros de Alzada y se ejecutan con un primitivismo que es causa de su encanto; gozan de gran variedad según las brañas o Concejos la "gallegada", baile de alegre compás en seis por ocho; la "Media Vuelta", y la "Araña", ambas con compás de tres por cuatro. Los bailes vaqueiros más representativos son: el baile del pandero, la araña, la media vuelta y la vaqueira o vaqueirada.
El baile del pandero se halla muy difundido en toda Asturias, no sólo entre los vaqueiros de los que es propio. Su ritmo casi exclusivo es el de seis por ocho. Se colocan hombres y mujeres en dos hileras respectivas, frente a frente, y portando cada bailador unas castañuelas o crótalos.
Detrás de una de las hileras se sitúa la cantadora, que al tiempo que entona la copla marca el ritmo suavemente con el pandero mientras que los bailadores hacen el paseo (se balancean rítmicamente hacia los lados, manteniendo los brazos en posición natural y todos estos bailes son acompañados de la "payetsa" y el pandero.
Un segundo grupo de bailes, según esta clasificación por instrumentos, lo constituyen los bailes que los vaqueiros consideran más "modernos" y son aquellos en que acompañan con las castañuelas la danza, siendo la voz frecuentemente la de los danzantes, a este grupo pertenece el "Arrobau".
La "payetsa", es una sartén corriente de hierro "como las de antes", de unos veinticinco centímetros de diámetro, provista de un largo mango. La llave es también de hierro.
Para conseguir los ritmos rápidos de seis por ocho, muy comunes entre los vaqueiros, las mujeres pasan la llave sobre el filo del mango de la sartén siempre hacia arriba, sin levantar en ningún momento la llave de la "payetsa", produciendo un sonido que como ellas dicen debe ser: "Táctan-Tácatan...".
De entre los instrumentos usados por el. pueblo vaqueiro, es el pandero redondo el más usado y conocido. Compartido con el resto de las gentes asturianas y las del norte español, el pandero acompaña con la sartén lo más "antiguo" que se baila en las brañas vaqueiras.
El pandero redondo usado por los vaqueiros es en su materialidad un gran aro de madera (aproximadamente de unos 40 ó 50 centímetros de diámetro), muy frecuentemente de castaño. Este listón de madera tiene normalmente unos 10 ó 12 centímetros de ancho, presentando una escotadura en el borde para facilitar el agarre con la mano izquierda; la madera se doblaba formando el arco por medio de un complicado procedimiento a base de calentar la madera en calderas de agua hirviendo.
Os vaqueiros son vaqueiros,
etchos mismos lo xuraron;
y vale más un vaqueiro
que veinticinco aldeanos.
La Braña de Candanosa
ta metida entre dos rius;
quien la pudiera sacare
a lus compus más floridus.
Vaqueirinas de Cezures
¿dundi tineis la vacada
en la Braña de Brañietcha
frente a la Rebotchada.
Si vas a Puerto Somiedo
has de traeme una vaqueira;
no me la traigas muy grande
que la quiero medianeira.
En Genestosa hay un mozo,
en Paniceires no hay nada;
en San Fructuoso da el sol
y en Orderías la helada.
Lus Vaqueiros vansi, vansi,
quedan las penas oscuras,
ya que se acabou la parola
y el cortejar de dalgunas.
Vaqueirina, las túas vacas
son de bouna condición,
van de beber a la laguna
y se vuelven cara al sol.